Nuestro modelo de producción y de consumo actual parte de un error: tratar/utilizar a la naturaleza como si sus recursos fueran ilimitados. El modelo de economía lineal está basado en esta extracción descontrolada de materias primas de la naturaleza para la producción en masa de productos que son utilizados y desechados muy rápidamente.
Generamos más de 2.000 millones de toneladas de basura al año, de la cual solo un pequeño porcentaje es reciclado o reutilizado. Por eso, son urgentes las las políticas y acciones en torno a la extensión de la vida útil de lo que se produce, junto con una mayor conciencia de lo que se consume para evitar que la basura y la explotación descontrolada sigan afectando a nuestra salud y la del planeta.
¿Por qué llegamos a este punto?
En la economía lineal, lo que se prioriza es el beneficio económico (por ende el consumo desmedido). Solo algunos de los materiales utilizados se pueden reciclar, pero la mayoría no están diseñados para ser reutilizados o reciclados en su totalidad… con un agravante: en el sistema lineal, el medio ambiente no solo es dañado por la extracción de la materia prima, sino que también funciona como vertedero de los contaminantes durante la producción, sumado a lo que desechamos una vez que consumimos lo producido.
La basura es un error de diseño, en la naturaleza no existe el concepto de basura. Tatiana Besada (@tatbesada en IG)
El modelo de Economía Circular
En este contexto, la economía circular es la alternativa para afrontar los problemas generados por nuestras formas de producción y consumo, dando un marco de abordaje para el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la contaminación y el exceso de residuos y de contaminación.
La economía circular tiene un enfoque sistémico que aporta beneficios a las sociedades y al planeta, y propone una alternativa de crecimiento para las empresas que no comprometa al medio ambiente. Sin embargo, las soluciones definitivas apuntan a cambios culturales que posibiliten la disminución del consumo (transformándolo en un consumo responsable).
¿Por qué la clave es el consumo?
Uno de los datos aportado por el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) es que al nivel de crecimiento poblacional actual, para 2050, se necesitaría el equivalente de casi tres planetas para proporcionar los recursos naturales precisos para mantener el estilo de vida actual.
Las acciones en torno a las famosas 3R (Reducir, Reutilizar, Reciclar) son importantes pero no son suficientes. Por eso, el diseño, el uso responsable de recursos y la extensión de la vida útil de los objetos deben acompañarse del cambio en nuestros hábitos de consumo.
¿Cómo se logran estos cambios?
Implementando de manera consciente el ecodiseño desde su origen para que cada producto o desecho del ciclo de producción sea Reutilizable, o se pueda Reparar o Reciclar.
Debemos transformar los hábitos de consumo y convertir los residuos en recursos para seguir dándoles valor con el objetivo final es alcanzar mayores niveles de bienestar. Al respecto, Daniel Serón Galindo expresa en el Dossier de Economistas sin Fronteras: “los beneficios de este cambio incluyen la creación de ciudades más habitables, una mayor distribución de valor de la economía, el fomento de la innovación, la reducción de la contaminación de ecosistemas marinos y terrestres y de la pérdida de biodiversidad, así como una disminución de los riesgos para la salud humana”.
Fuentes:
La economía circular, una opción inteligente. Dossier Economistas sin Fronteras. Disponible en: https://ecosfron.org/wp-content/uploads/2020/03/Dossieres-EsF-37-La-Econom%C3%ADa-Circular.pdf